Darío (25 años)

Hace tres años las cosas no me salieron muy bien y terminé durmiendo en un sitio abandonado, aquí en Santander. En un determinado momento, cuando tú crees que la vida no te puede ir peor que estar en la calle a mí me viene todavía otra cosa más, un accidente. Y entonces pensé: ¿Ahora qué? 


Me ingresaron en el hospital Valdecilla de urgencia y pude mejorar un poco. Por no cumplir todos los requisitos que me pedían terminé otra vez en la calle, en  unas condiciones incapaz de cuidarme  a mí mismo. Me hacía falta fisioterapia para recuperar mi salud. 

Al día siguiente veo que me están llamando y contesto sin saber hablar castellano y me habla un chico en mi idioma y me dice: “Somos de la asociación NUEVA VIDA. Sabemos lo que te ha pasado y queremos ayudarte”. 

Un día después me llevan a uno de los centros de la asociación, donde tuve una cama y comida, y la ayuda más importante para mí en ese momento, la fisioterapia. Conocí a personas muy amables y cercanas que me hicieron sentir después de mucho tiempo que “tenía una casa”.

Durante el tiempo que estuve allí aprendí castellano, me recuperé completamente, y llegó el momento de seguir mi camino, de valerme por mí mismo. Las cosas mejoraron mucho. Me han seguido ayudando con problemas sanitarios, administrativos y en la búsqueda de casa y trabajo…

Todavía hoy agradezco ese apoyo recibido porque ha sido muy importante para reconducir mi vida y enseñarme a sacar lo mejor de mí. 

No le deseo a nadie lo que yo he pasado pero en cada cosa que vivimos es importante no parar y tratar de seguir y seguir adelante.