- En 2023 Nueva Vida atendió a 169 personas durante el cumplimiento de su condena y facilitó acogimiento residencial a 37 durante sus primeros permisos.
- “Empatizar con personas que han pasado por la cárcel nos cuesta mucho más que con otros colectivos vulnerables”, admite Julio David García.
- La inserción laboral alcanzada el último año por los usuarios de los recursos de formación y orientación para el empleo de Nueva Vida fue del 84%.
Cada primer domingo de marzo se conmemora el Día del Preso. La Asociación Nueva Vida lleva más de 25 años desarrollando programas de intervención con población privada de libertad. Se trata de un trabajo de acompañamiento integral cuya primera fase comienza en la propia prisión donde las personas se encuentran cumpliendo sus condenas.
La asistencia terapéutica y reeducativa es el primer paso hacia la reinserción que, tal como recoge el artículo 25 de nuestra Constitución, es el objetivo último de toda pena privativa de libertad. Nueva Vida desarrolla dentro y fuera del Centro Penitenciario El Dueso (Cantabria) un conjunto de programas dirigidos a promover y facilitar la inserción socio-laboral de estas personas, en colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior.
A lo largo del pasado año 2023 fueron atendidas 169 personas internas y a 37 se les facilitó acogimiento residencial durante sus primeras salidas.
Y es que otro de los pilares fundamentales para facilitar la reinserción social de las personas que tras cometer un delito han cumplido una pena y se encuentran en libertad o en situación de permisos penitenciarios o terceros grados es la acogida. “La ausencia de lazos familiares o simplemente la pertenencia a otra región influyen en que alguien no tenga donde ir cuando tiene un permiso penitenciario”, explica Celia Valiente, técnica de intervención en medio penitenciario de Nueva Vida.
Recursos para la reinserción en el centro penitenciario
En el Centro Penitenciario El Dueso (Cantabria) se desarrollan programas para la promoción de la salud mental y programas reeducativos o de intervención terapéutica. Trabajar en la reinserción de aquellas personas que han cometido un delito implica abordar la reeducación en habilidades sociales. Así, un total de 12 internos participaron en el Programa de intervención, sensibilización y reeducación en competencias sociales (PROBECO) en 2023.
Asimismo, desde el Programa integral de salud mental se atendió a un total de 57 personas, mientras que el Programa de intervención para agresores en violencia de género y agresores sexuales (PRIAS) tuvo 36 participantes.
De igual modo, en el Centro de Inserción Social José Hierro, 76 usuarios pasaron por el Programa reeducativo para agresores en violencia de género penados con una medida alternativa (PRIA-MA) que se desarrolla en colaboración con el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas.
“Trabajamos con hombres que ejercen violencia en el ámbito de la pareja. La terapia es grupal, con una entrevista individual al inicio y al final. Se hace una evaluación y ahí es donde identificamos si se han producido cambios o no. O se producen cambios o no nos vale lo que hemos hecho”, concluye Nelly Cabrera, psicóloga del área de medio penitenciario en Nueva Vida.
Agilizar el itinerario con atención más individualizada
Nueva Vida ha introducido una novedad importante en el trabajo que se lleva a cabo en El Dueso. Se trata de las evaluaciones previas e individualizadas que se realizan en el propio centro penitenciario para poder determinar las posibilidades de reinserción de cada interno. “Es una manera de agilizar el proceso, comenzar a trabajar habilidades laborales y también crear un vínculo antes de salir”, señala Celia Valiente.
Esta medida ayuda también a determinar qué necesidades tiene cada persona una vez le toque salir de prisión: problemas de consumo, ausencia de apoyo familiar, necesidad de acogimiento residencial… Se trata igualmente de factores importantes para evitar la reincidencia.
Principalmente para presos en tercer grado, libertad condicional o definitiva, la entidad cuenta con una casa en el término municipal de Piélagos con una capacidad de 19 plazas, así como con un apartamento para las familias que vienen de visita desde otras comunidades autónomas o provincias. Allí se ofrece una atención integral que incluye, entre otros, atención socioeducativa, apoyo psicológico y asesoría jurídica. Un total de 37 personas y una familia se beneficiaron el año pasado de este programa.
Colaboración empresarial, clave en la inserción laboral
Otro paso necesario para aquellas personas en edad de trabajar es el itinerario de empleo, a través del cual se evalúan capacidades, expectativas de futuro, necesidades de formación y las oportunidades laborales que puede tener cada uno.
“Si han estado mucho tiempo en prisión, las competencias digitales son fundamentales, ya que tienen un nivel muy bajo porque no están familiarizados con trámites básicos que a día de hoy solo se pueden realizar online”, recuerda Valiente. “Encontrar vivienda, conseguir medios económicos a través del trabajo para poder independizarse es también vital en el proceso de reinserción”, añade.
En este último punto la colaboración de empresas que aportan oportunidades laborales es decisiva, ya que “empatizar con personas que han pasado por la cárcel nos cuesta mucho más que con otros colectivos en riesgo de exclusión, en cuanto oímos la palabra cárcel o preso nos ponemos en guardia”, admite Julio David García, gerente técnico de Nueva Vida.
Es por ello que la tasa del 84% de inserción laboral alcanzada el último año por los usuarios que pasaron por alguno de los recursos de formación y orientación para el empleo de Nueva Vida es una de las principales motivaciones para seguir poniendo el foco en la necesidad de ofrecer medios de reinserción.