Los alojamientos habilitados para personas sin hogar durante la crisis sanitaria están siendo desmantelados. ¿Qué alternativa tienen las personas que no quieren volver a la calle?
El Estado de alarma nos obligó a todos a quedarnos en casa. También a quienes no tienen. Son personas que, por diferentes motivos, viven en la calle. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística, en Cantabria hay en torno a 1.500 personas sin hogar.
Mientras ha durado la crisis sanitaria, varios recursos han sido habilitados por la administración local y regional. Entre otros, un albergue juvenil en Solórzano y un Monasterio en Santiurde de Toranzo desde donde se ha acogido y atendido a un total de 101 personas. No obstante, a partir de este viernes, con la llegada de la Fase 3, estos recursos dejarán de funcionar como centros de acogimiento temporal.
Pero, ¿qué alternativa tienen las personas sin hogar que no quieren volver a la calle?
Desde hace semanas se está buscando una solución habitacional a quienes han manifestado no querer volver a la situación previa de sinhogarismo, que han sido la mayoría, según informan desde la Asociación Nueva Vida que, durante la pandemia, ha gestionado estos recursos.
Según la ONG, “la apertura de los centros ha supuesto una oportunidad para muchas personas. Con las necesidades básicas cubiertas, han tenido tiempo de trabajar conceptos y comportamientos saludables. Han generado muy buenas relaciones entre ellos y ellas, rompiendo con la barrera de la soledad y la desconfianza. Han mejorado su entorno social y eso les ha servido para avanzar en lo personal, en lo individual. Unos se han recuperado de ciertas adicciones, otros han retomado relaciones familiares e incluso ha habido quienes, durante el confinamiento, han encontrado trabajo”.
Por ello, “el trabajo de estas últimas semanas se ha centrado en conseguir que nadie se vea obligado a volver a la calle y así se pueda continuar con los progresos logrados durante el confinamiento”.
Para ello se ha contado con el apoyo de la Cocina Económica que ha acogido a varias personas. Algunas en su residencia, a otras en los pisos de autonomía. Por otro lado, una persona religiosa en Torrelavega ha acogido a otro grupo en un albergue. También los hay que han encontrado una solución habitacional autónoma.
Asimismo, algunos han pedido ser trasladados a las comunidades donde residían. También han intervenido los Ayuntamientos de Santander, Camargo y Piélagos a través de los Servicios de Atención Primaria (SAP), así como los centros especializados de salud mental.
En el caso de las personas refugiadas, Nueva Vida los ha acogido temporalmente mientras se tramita su solicitud como beneficiarios de protección internacional.
Sinhogarismo en Cantabria
El sinhogarismo es una de las expresiones más extremas de la pobreza y la exclusión. “En general, uno no vive sin techo por gusto. Muchas personas están viviendo en la calle por falta de recursos. Esto es una realidad lo creamos o no”, recuerdan desde la asociación.
En Cantabria existen recursos a nivel local y regional para ofrecer una alternativa habitacional a las personas sin hogar. No obstante, se trata de soluciones temporales. Precisamente, con el objetivo de dar una solución más permanente a las personas sin hogar, el pasado mes de marzo la Consejería de Empleo y Políticas Sociales anunció su intención de traer a Cantabria la iniciativa Housing First. Este programa, que tiene más de 20 años de recorrido, promueve el acceso a una vivienda digna, permanente y con apoyo profesional para las personas que viven en la calle. Y sus resultados hablan por sí solos: el 94% de las personas beneficiarias no abandonan su nuevo hogar.